martes, 18 de febrero de 2014

Los desastres de la guerra

A partir de 1808, los acontecimientos históricos marcan de nuevo la pauta en la obra de Goya. La invasión napoleónica, el levantamiento popular del 2 de mayo contra los franceses y su represión posterior supusieron para Goya, como para la gran mayoría de los ilustrados españoles, una verdadera situación de crisis personal en la que se veían obligados a elegir entre el patriotismo y la oportunidad de introducir en España reformas de tipo ilustrado. Para Goya el problema era la sinrazón y la crueldad de la guerra. La pincelada aquí se vuelve más rigurosa y la mancha y el color disuelven el dibujo y se convierten en vehículo expresivo cargado de dramatismo.
 
 
 
La tragedia de la guerra se plasma en la serie de estampas grabadas de Los desastres de la guerra (1810-1813) que contienen escenas de crueldad salvaje. Y es que la guerra va a crear en la personalidad de Goya un espíritu de reflexión crítica e innovadora sobre esta, sus causas, manifestaciones y consecuencias. Algo que no solo plasma en esta gran serie de grabados sino también en las pinturas que realizó conmemorando los acontecimientos del 2 y 3 de mayo en la ciudad de Madrid. 
 
Goya a través de estas estampas va a mostrar el lado más oscuro de la guerra, el de los muertos y sus asesinos, el de los indefensos, el de los que padecen y el de los que disfrutan con el padecimiento ajeno. La sensibilidad de Goya ante estos hechos va a producir un gran grito contra todo tipo de violencia, que no acepta justificación.



 


 

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