La ermita de San Antonio de la Florida es uno de los tesoros que se conservan en Madrid, no tanto por su sobrio aspecto sino por el grandioso conjunto pictórico que Goya pintó a finales del siglo XVIII.
Declarada en 1905 Monumento Nacional y en 1928 dedicada exclusivamente a espacio museístico de Goya para la conservación de los frescos realizados por el artista con la edad de cincuenta y dos años y en medio de su sordera, un encargo que fue realizado en seis meses.
Goya representa varias escenas de tipo religioso como la Adoración de la Trinidad o los milagros de san Antonio de Padua, además representa en otras a los diversos personajes del siglo XVIII unido a los diferentes paisajes de la ciudad de Madrid para así mostrar su estrecha relación con esta ciudad.
Los restos mortales de Goya fueron trasladados a España en 1919 y recibieron sepultura en la capilla a los pies del presbiterio, una tumba de granito con una lápida que señalaba su sepultura en el cementerio de Burdeos.
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